QUÉ SE HACE CON UN MANUAL DE ESTILO.

Como se detallará más adelante, el Manual de Estilo de la empresa es como un pequeño tesoro, como un gran armario perfectamente ordenado que nos permite encontrar de un rápido vistazo lo que necesitamos.


Un Manual de Estilo está consolidado, conserva su esencia a lo largo del tiempo, pero es dinámico, activo, y se adapta a las necesidades cambiantes de la empresa. Es feroz guardián de lo fundamental, pero gran animador de  la actualización.

Es capaz de vigilar y hacer cumplir sus normas, pero es receptivo a la evolución.

El Manual irá creciendo, adaptándose a las necesidades de la empresa, y se convierte en el guía que nos conduce por el camino de la identidad única de la empresa, haciéndonos parar y degustar el paisaje, integrándolo según la necesidad.

Por ello, el Manual de Estilo está vivo, es servicial y sobre todo, claro, sencillo y práctico. Cualquier miembro de la empresa podrá recurrir a él para solucionar sus dudas, resolver un conflicto, desarrollar un acto, siendo una garantía de continuidad y uniformidad, y sobre todo, a través de su lectura, se debe CONOCER a la empresa para la que se trabaja. El Manual de Estilo Empresarial debería ser de obligada lectura para la gran mayoría de puestos.

Debe contener como mínimo los aspectos que desarrollamos en el Índice de Contenidos, incluyéndose la descripción exquisita del Conjunto de Identidad Corporativa, ejemplos de todas las situaciones que se describan, y modelos de todos los documentos que se mencionen.

Para reconocerle su importancia, se custodiará en la empresa, en lugar preeminente, seguro y digno; se guardarán varias copias del Manual, encuadernado con la prestancia que la empresa decida, y habrán tantas copias como sean necesarias dependiendo del número de departamentos existentes en la empresa, y libre disposición de todos los trabajadores.